LA FABULOSA MANSIÓN MONTAÑO

Amo mi casa, mi MANSIÓN

He llamado a mi casa “La fabulosa Mansión Montaño”. Ahí están ya «Casa Cuasarina» «La moraleja», «Villa favorita». Si los grandes diseñadores y multimillonarios ponen nombres rimbombantes a sus viviendas…¿porqué yo no? Ponerle un nombre a tu casa, no cuesta un dólar y…te da «caché».

«Nunca minimices lo que tienes. No digas, ‘mi casita’ o ‘mi carrito’ eso es de perdedores. Mira cuántas cosas lindas te ha dado la vida como para atribuirle diminutivos” me dijo una gran amiga.

Luego de 20 años de matrimonio me quedé sin la que había sido mi casa por tantos años y donde nacieron mis hijos. Invertí tiempo, dinero y esfuerzo en ella y al final pues terminé saliendo literalmente con una mano adelante y otra atrás. Me fui a vivir a un departamento mucho más pequeño que mi antigua casa y ahí pasé el luto por mi separación y la pérdida de ese hogar que tanto me costó construir y que por circunstancias de la vida había perdido. No añoraba yo la construcción, que por cierto era preciosa, sino todo lo que había forjado en ella.

Exactamente un año después, tuve la oportunidad de comprar por primera vez mi propia vivienda. Como todos los que nos aventuramos en semejante misión pasé muchísimas horas viendo casas, casitas y casotas, con piscina, sin piscina, ajustando el presupuesto, pidiendo prestado aquí y allá para poder dar el enganche y haciendo de tripas corazón para finalmente lograr firmar el contrato de compra. Fueron meses de mucho estrés, decepciones, disgustos y varias lágrimas.

Finalmente lo logré. En medio de una grandísima infección provocada por tanta ansiedad me mudé a la nueva casa. Mis hijos estaban de vacaciones así que pude dedicarme a dejarla completamente a mi gusto. Elegí colores para pintar las paredes, acomodé y reacomodé muebles, la limpié una y otra vez hasta que estuvo lista para una gran inauguración con un brindis junto a mis amigas.

Mi casa ha sido testigo de varias celebraciones. Cumpleaños, aumentos de sueldo, nuevas oportunidades en otras ciudades, ascensos laborales, renuncias, divorcios y hasta la posibilidad de algún romance.

Creo que el hogar de cada quien debe destinarse a la gente que lo quiere a uno y viceversa y no intoxicarlo con envidias y negativad. Varias experiencias me han llevado a cerrar mi círculo de invitados al máximo. Vamos a decir que al mínimo. Dos o 3 la visitan de vez en vez. Por eso y mucho más, aunque a algunos les parezca cursi y ridículo me refiero a ella como la fabulosa Mansión Montaño. Es un verdadero palacio donde guardo las cosas más preciadas, mis hijos, mis mascotas, mis amigos, mi familia….mis recuerdos.

Tu casa es tu refugio y el lugar donde descansas, comes, amas, sueñas…elige bien quién entra en ella….

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