JINETEROS DEL AMOR

Cuando llegué a Miami en 1997 un término me llamó la atención: Jinetera. Descubrí que era la forma en que los cubanos llaman a las prostitutas…o prostitutos porque ¡de que los hay los hay!

Y es que pasa que eso del “jineterismo” no se limita a las féminas, lo comprobé yo mismita.

“Si te pido dinero prestado ¿me lo darías?” Me dijo un galán que me había invitado a cenar a un restaurante de mala monta.

“Claro que, por supuesto que, desde luego que, NO. NUNCA”. Ante mi respuesta el tipo molesto me respondió.

“Wow, no serías capaz de ayudar a tu pareja”.

Sonriendo mientras me tomaba aquel vino malísimo me escuché decirle.

“No soy tu ‘pareja’, no vivo contigo, no eres el padre de mis hijos, llevamos dos meses saliendo y de ‘novio’ acabas de pasar a la categoría de idiota”.

Curiosamente se enojó. En ese segundo el término jinetero tuvo el rostro del hombre frente a mi.

He contado la historia con nombre y apellido a todo el que se deja con la única intención de que estemos prevenidas. Se quieren meter a tu casa, manejar tu carro, comerse tu despensa y en general joderte.

Resulta que hay personajes que piensan que pueden “jinetear” con los sentimientos de la gente. ¿Qué les hace pensar que tenemos que “pagarles” por su afecto? ¿Nos ven muy necesitados de cariño o son unos simples aprovechados?

He decidido llamarles “jineteros del amor”…ay de aquel iluso que llega a creer que le quieren…

De hecho, si te quieren ¡pero ROBAR!