
«Dicen que es como un pan con queso» recuerdo haberle dicho a mi madre, aquel febrero de 1980. Yo estaba a punto de cumplir 9 años y mi familia no podía hacerme una fiesta.
«Las venden en un restaurant que se llama ‘el buen manyiare’, ahi llevaron a mi amiga».
Aquel febrero 21 entré al restaurancito acompañada de mis padres y mi hermana Karina. Sería la primera vez que probaríamos la pizza.
«Hawaiana» pidió mi mamá a la mesera. El olor a queso derretido y harina llenaba aquel lugar. Estaba a media luz. Yo cerré los ojos y soñé que estaba en Roma. “Algún día voy a pedir pizza hawaiana en Italia”.
Sí, la pedí.
“¿¿¿Americana????” Me dijo el italiano. “Mexicanísima. Con poquitini de picantini rojini”. El pobre levantó las manos.
Repetí esta historia hace solo unos días cuando mis hijos me preguntaron en medio de una pizzería por qué pido siempre la misma.
“Hawiana. Con jamón y piña, por favor”.
“¡Mamá! ya saben lo que trae la pizza 🍕 no se los tienes que repetir” me dicen cada vez que la ordeno.
Estaban francamente impactados de que yo la hubiese probado hasta que cumplí 9 años.
«Por eso siempre pides esa», «Porque fue la primera que probaste» me dijo Diego.
«Si, y por eso siempre como Milky Way, el primer chocolate gringo que probé. Tenía 19 años y me lo compré en la ciudad de México. 10 pesos me costó”.
«¡Ay mamá no puede ser!…» Ángela parecía estar viendo a un animal prehistórico.
Entonces, en medio de la pizzería unas lágrimas de cocodrilo empezaron a escurrirme.
«Lloro porque me acordé de mi madre, de mi familia, de mi tierra y de mi pizza mexicana con mucha salsa valentina».
Mis hijos se empezaron a reír. Dijeron que solo una loca le pone salsa a su pizza.
«¡Una loca mexicana!…¡hay niveles! ¡Por favor!”
Después me tomaron esta fotografía.
Otra primera vez…una pizza con prosciutto…ok…sin piña 🍍…
Soy un animal de costumbres…más costumbres que animal jajaja…
