MEA CULPA


No creo que exista un sentimiento más desgastante que la culpa. En mi opinión es peor que el arrepentimiento, la soledad o la decepción. Curiosamente creo que somos las mujeres quienes vivimos sintiéndonos culpables constantemente.

Siempre que platico con mis amigas les escucho de una u otra forma abordar el tema de la culpabilidad. “No soy lo suficiente buena hija”, “He fallado como madre”, “Soy una mala amante”, “Si le hubiera dado todo en la cama quizá seguiría conmigo”, “No me dan el ascenso porque no tengo los senos grandes”, etc, etc, etc.

Yo misma me he sentido así. No sé si se nos exige demasiado o somos nosotras las que nos exigimos de más.

Me refiero en particular al género femenino porque en mi experiencia, los caballeros experimentan el sentimiento de otra forma. Para muchos, cumplir con la pensión alimenticia los pone casi casi al nivel de santo, aunque no hablen con sus hijos, los visiten o los atiendan. Si se sienten malos padres no lo manifiestan, porque además….¿a que le podemos llamar ‘mal padre’? Total, cada quien da lo que tiene, puede o quiere.

El caso es que si nos obligamos al ejercicio de la “no culpabilidad” nos costaría muchísimo trabajo pero quizá debamos intentarlo y sobre todo, practicarlo diariamente.

Todas la mañanas me levanto pensando en dar lo mejor de mi. Ser la mejor amiga que puedo ser, la mejor madre dentro de mis posibilidades, la mejor empleada según mis circunstancias. Intento borrar los fantasmas del pasado que me gritan “pudiste hacerlo mejor ¡te equivocaste otra vez!”.

Solo por hoy, quizá por unas horas, tratemos de sentirnos…bien. Libres de “lo que no pudo ser” sintiéndonos soberanas y magníficas. Lo somos, de verdad que si.