UNA MUJER VISCERAL

Fieras felices

Soy, definitivamente una persona visceral. O sea, mis visceras definen mis acciones. No me siento necesariamente orgullosa de ello, pero siempre me ha funcionado a la maravilla para mi propia “sanación”.

Mi particular estilo jarocho, sabe recordar progenitoras en el momento perfecto. Lo siento por las progenitoras, bueno, en realidad no lo siento, ¡Quien las manda dar semejantes frutos! Ya recibiré yo mis recuerdos en las acciones incoherentes de mis retoños. ¡Cest’ la vie!

La mayoría de las personas recomiendan “pensar antes de actuar, hablar o escribir”. “Tómate un tiempo para ver qué respondes” o “no te rebajes, no vale la pena”.

Yo hago lo opuesto. Las mejores decisiones de mi vida las he tomado en circunstancias de gran disgusto o decepción. Soy de aquellas que no se callan y que dejando de lado cualquier educación dice lo que le sale del alma…o el hígado.

Me he largado de un trabajo, he terminado con amistades y hasta decidí divorciarme en medio de una discusión. No soporto la injusticia ni los malos tratos. No puedo con la imbecilidad.

Por eso, saco de mi ronco pecho mi molestia y repito el mantra mexicano “¡a la chingada!”.

Por cierto, la preciosísima palabra ya está aprobada por la real academia de la lengua española y define: “lo que está mal”, “pésimo” o “de paseo”. Ya pueden repetirla sin sentirse groseros (😛😛😛😛)

Luego, paso a la relajación, la aceptación, el olvido o la indiferencia. Depende de mi estado de tripolaridad.

Soy una mujer caótica. En mi cerebro maquino, maquino, maquino…y luego la paz total.

Dicen que uno es “amo de lo que calla y esclavo de lo que dice” entonces a mi me gusta ser esclava. Suelo arrepentirme de lo que he callado y nunca de lo que he dicho. “Debí decirle que…” ¡Nunca! ¡Jamás!

Por eso, los invito a hacer, escribir, plantear o gritar lo que les venga en gana…a todo aquel que los ofenda, maltrate o humille. No se queden con las ganas y su “buena educación”. A veces, hasta un favor se le hace a aquel atrevido para que quizá no repita su conducta malévola.

PD: Mantras mexicanos para alcanzar el “nirvana”: “¡A la chingada!”, “no es mi pex”, “¡a la verssssshhhh!”, “hijo de tu re….”

¡Que el lindo idioma de Cervantes siga floreciendo día con día!

¡Buenos días my dears!

Me siento muy muy muy castiza…

NO TE OFENDAS

Estaba yo empezando mi mañana morrocotudamente (en mexicano ¡A toda madre!) cuando alguien me llamó.

“Se ofendió por algo que escribiste. Dice que no eres nadie para juzgar porque no has estado en esa situación ¡Súperalo!”

Yo, que tengo un humor irónico me empecé a reír. Y solo por practicar el ejercicio de escribir mi pensamiento libre y soberano les envio este pequeño mensaje.

Primero, yo no escribo pa’ofender. Por lo general, la verdad es la que ofende, así que algo de cierto habré escrito. A mi particularmente me disgusta la intriga, el abuso o la patraña, a otros la verdad, digo, cada quien su gusto.

Efectivamente me inspiro en los cuentos de otros, los tuyos o los míos. En lo que veo en televisión o leo en un periódico. Los casos no son necesariamente ciertos ni todo me aplica a mi. La gente se emociona y responde a lo que escribo en base a sus experiencias personales, no porque sean réplica a lo que en un momento de inspiración escribí.

Lamentablemente si he estado en la situación de muchos de los protagonistas de mis historias. En verdad, me habría encantado llevar una carrera y una vida invicta de abusos, pero no ha sido así, como creo que la de ninguno de ustedes.

Juzgar a los demás es un deporte nacional. Lo practicamos a diario. Cuando hablas de los otros, cuando dices que debieron hacer esto o aquello, cuando te metes en lo que no te importa, cuando mandas mensajes de texto a ex compañeros de trabajo contándole la desgracia de otro, cuando chismeas con tus amigos y…está bien, ni modo, así somos de canijos pero….no nos hágamos tarugos ni juguemos al santo, estamos bien viejos todos para venir con imbecilidades morales que a ninguno nos quedan.

Quienes me conocen bien y de cerca saben como soy. Un personaje bien vivillo que jamás te llamará por teléfono o te escribirá para decirte qué carajo hacer con tu vida y tu forma de pensar. Tienen un precioso botón de DELETE para sacarme del círculo de sus amigos de internet. Sinceramente me encantaría que solo leyeran mi muro personas divinas, extraordinarias y sagaces ¡que piensan como yo! Me choca el alegato y la confrontación.

A quienes les parezco “roja” no lean lo que escribo, seguramente se van a molestar. Ahhh pero no, les encanta merodear en mi perfil. Ciertamente, mi muro es divertido, los entiendo bien.

Por último, caramba señores ¿No existe una preciosa frase que dice «tomen las cosas de quien viene»? Lo que yo digo, escribo o afirmo no es ley de vida y a fin de cuentas ¿A quién demonios le importa? ¿Van a hacer o vivir según lo que escriba en una red social una señora a la que que quizá ni siquiera conocen? Por favor 🙏🏼

Ahora, si el saco te viene póntelo o róooooooompeloooooooo no hay nada más lindo que mandar al diablo a quien se lo merece, incluyéndome a mí, solo que yo no me voy al diablo….como soy mexicana me voy a otro famoso lugar o me pongo a escribir cosas que les revientan a muchos. Casualidades, simples casualidades.

#sereproducencarajo #imbecilidadesno #dejalopasar

MEA CULPA

No creo que exista un sentimiento más desgastante que la culpa. En mi opinión es peor que el arrepentimiento o la decepción. Curiosamente creo que somos las mujeres quienes vivimos sintiéndonos culpables constantemente.

Algunas veces, en conversaciones con mis amigas les escucho abordar el tema de la culpabilidad. «No soy lo suficiente buena hija», «He fallado como madre», «Soy una mala amante», «Si le hubiera dado todo en la cama quizá seguiría conmigo», «No me dan el ascenso porque no tengo los senos grandes», etc, etc, etc.

Yo misma me he sentido así. No sé si se nos exige demasiado o somos nosotras las que nos exigimos de más.

Me refiero en particular al género femenino porque en mi experiencia, los caballeros experimentan el sentimiento de otra forma. Para muchos, cumplir con la pensión alimenticia los pone casi casi al nivel de santos, aunque no hablen con sus hijos, los visiten o los atiendan. Si se sienten malos padres no lo manifiestan, porque además….¿a que le podemos llamar ‘mal padre’? Total, cada quien da lo que tiene, puede o quiere.

El caso es que si nos obligamos al ejercicio de la «no culpabilidad» nos costaría muchísimo trabajo pero quizá debamos intentarlo y sobre todo, practicarlo diariamente.

Todas la mañanas me levanto pensando en dar lo mejor de mi. Ser la mejor amiga que puedo ser, la mejor madre dentro de mis posibilidades, la mejor empleada según mis circunstancias. Intento borrar los fantasmas del pasado que me gritan «pudiste hacerlo mejor ¡te equivocaste otra vez!».

Solo por hoy, quizá por unas horas, tratemos de sentirnos…bien. Libres de «lo que no pudo ser» sintiéndonos soberanas y magníficas. Lo somos, de verdad que si.

Aquí estoy. Sin culpa alguna…

femenina #womenempowerment #felicidad #liberación #culpabilidad